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Santo Domingo

Prevención del delito

Manuel Hernández Villeta

La prevención es la acción ideal y fundamental para controlar la delincuencia. Salir a detener a los violentos, luego del hecho cometido, es sencillamente simple persecución policial. Hay que priorizar la investigación.

Para dar mayor importancia a la escudriñamiento hay que desterrar de la práctica policial el eslogan de ¡tráncalo!. Es todavía norma que primero se detiene, se encierra y luego se investiga.

Un delito en marcha, necesita de todos los mecanismos para controlarlo, incluyendo el intercambio de disparos. Pero cuando se trata de investigar posibles culpabilidades, se tiene que ir a un sendero técnico.

En el país hay buenos investigadores policiales, lo que pasa es que todavía siguen los métodos tradicionales. Que pueden ser más rápidos, pero no necesariamente más eficaces.

Esas viejas costumbres policiales no van  a desaparecer de un día para otro, por lo que es necesario que la investigación se priorice, al lado del ¡tráncalo!, el intercambio de disparos, y quizás un par de pescozones. Pero se va a llegar al tiempo en que todo lo dictará la investigación.

La persecución del delito no solo es la percepción, ni siquiera la sospecha, es el levantamiento de pruebas, el interrogatorio por  métodos científicos y la confrontación de las declaraciones o confesiones.

No hay dudas de que se están dado pasos para establecer una policía que se apegue a lo científico y a lo investigativo. Lo nuevo no es un traje que se pone en un segundo. Tiene que ir desplazando lentamente los viejos métodos, y preparar el personal para hacer frente a estas nuevas necesidades.

Pero el delito tiene múltiples causas. Hay que hacer frente a los causales que inciden en la violencia. Hay que sacar de la marginalidad a los jóvenes que viven con un pesado fardo del pasado, sin presente, y que talvez nunca lleguen al mañana.

Un mejoramiento general de los niveles de vida de la población es urgente, para hacer frente a la violencia y el delito. El principal germen generador de delincuentes está en la exclusión social. Ahí es que se debe aplicar el bisturí.

Para acabar con el delito, la sangre y la muerte, tiene que haber un trabajo mancomunado entre la policía, los programas sociales, la escuela y la apertura para conseguir el primer empleo. Sin el renacer de la esperanza en los barrios, no se contendrá la violencia. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

 

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